ONCE

Sentados en un banco de un parque cualquiera, donde amenazan lluvias, comienza la serie donde dos vendedores de cupones charlan de todo un poco. Uno es ciego, el otro impedido de una pierna. Éste último pregunta al otro por la causa de su ceguera, pero su curiosidad no acaba de ser satisfecha, por la negativa del invidente a tratar el asunto.

Harto de tanta insistencia, el ciego decide contar a su compañero una increíble historia de médicos, ricos, tratantes de órganos, sobras del más allá y otras películas. Una vez ha terminado de contarla y notando que el otro se ha tragado todo lo relatado, se arrepiente y comienza una nueva historia; ésta real y muy dura. Comienza la serie...

Ocurrió hace varios años, época en que nuestro invidente protagonista era inspector de policía donde podía ver. Cuando comenzaba a oscurecer, antes que los vendedores de cupones -siempre ciegos- se recogieran, una persona se acercaba a ellos y les preguntaba por el número premiado el día anterior. Comprobando que no había obtenido premio alguno, entregaba el cupón al vendedor (o vendedora), que comprobaba estaba rasgado; le faltaba el número. Tras una pequeña discusión, les segaba la garganta con una navaja de afeitar.

El caso traía en jaque a todo el cuerpo de policía, así como a los miembros de la ONCE. Las reuniones eran continuas, pero no solucionaban nada.
El inspector empezo a hacerse pasar por ciego, pero nunca se le acercó el asesino. Es evidente que reconocía que en realidad no era invidente.

Por si éste fuera poco quebradero de cabeza, nuestro inspector llevaba una doble vida. Bueno, para ser sincero, diré que era una misma vida partida en dos; pues su esposa y su amante eran la misma persona. La amante era una mujer muy guapa, bien vestida, arreglada, sana y culta. La esposa, su antítesis: obesa, desaliñada, fumadora, bebedora... Apenas salía de casa y no dejaba que su marido la tocara. Él tampoco tuvo intención de tocarla, mientras tuvo a su amante. Porque, eso sí, las amantes, tarde o temprano, dejan a los pardillos; sobre todo a los casados que no quieren dejar a sus esposas... ¡por lástima!, decía él.
El hombre tenía sexo con su amante y una vida en pareja sin complicaciones con su esposa. Ella tenía ambas cosas con el mismo hombre y dos personalidades.

Los asesinatos se sucedían. El modus operandi era similar en cada actuación del asesino. Una vendedora consiguió escapar a la escabechina. Pero había un impedimento: era ciega, como todas las víctimas. Sólo una pista se pudo obtener, a base de tranquilizar dicha mujer y hacerle recordar cada segundo de terror que sufrió: Reconoció un peculiar perfume. Con esto, y sólo con esto, el inspector se puso a trabajar, dando miles de vueltas y olisqueando a todo el mundo.

Finalmente, averiguó dónde podía encontrar al desalmado que estaba acabando con los vendedores. Y lo encontró. Y descubrió algo que jamás habría imaginado...

Pero esto, solo esto y más podrás verlo si sigues la serie cada semana en CTV y la descripcion de cada capitulo cada semana en la seccion publicidad

la productora no puede ser una productora real xD